lunes, 11 de abril de 2016



                                                 EL ANTIHÉROE
               

                             El secreto de sus ojos



         He vuelto a ver El secreto de sus ojos (Campanella, 2009) y me pasó lo que sucede cuando vuelves sobre las grandes obras artísticas (una novela, una sinfonía, una película…); descubres aspectos que te habían pasado desapercibidos, ofuscados por la luz del primer plano, pero que en una segunda lectura se manifiestan con toda su sugestión.
            Es entonces cuando ese personaje delimitado a veces con escasos, aunque claros trazos, se manifiesta con todo su significado y te descubre los detalles que antes te habían pasado casi desapercibidos. Este es el caso, en esta película, de Pablo Sandoval  (magníficamente representado por Guillermo Francella), amigo y ayudante del protagonista, Benjamín Expósito (Ricardo Darín).
            Sandoval es el funcionario judicial que trata de zafarse del trabajo con respuestas improcedentes a las llamadas telefónicas (“aquí banco de sangre … está equivocado”), es el borrachín con el que no se puede contar para nada, es el que se mete en todos los líos de los que tiene que acudir a sacarlo su jefe y amigo Benjamín. Es el antihéroe (no necesariamente el antagonista ni el malo de la película).

            Pero también es el lúcido, el que descubre el hilo del caso judicial más intrincado y quien, finalmente, se inmolará por un amigo, haciendo buena la vieja máxima de “un buen morir honra  toda una vida”.


P.D.  Acabo de ver que Hollywood ha hecho una versión (ellos le llaman remake) de El secreto de sus ojos, que se titula El secreto de una obsesión. Todas las reseñas que he leído me aconsejan que no vaya a ver la sangre de Ignacio sobre la arena.