EL ANTIHÉROE
El secreto de sus ojos
He
vuelto a ver El secreto de sus ojos
(Campanella, 2009) y me pasó lo que sucede cuando vuelves sobre las grandes
obras artísticas (una novela, una sinfonía, una película…); descubres aspectos
que te habían pasado desapercibidos, ofuscados por la luz del primer plano,
pero que en una segunda lectura se manifiestan con toda su sugestión.
Es
entonces cuando ese personaje delimitado a veces con escasos, aunque claros
trazos, se manifiesta con todo su significado y te descubre los detalles que
antes te habían pasado casi desapercibidos. Este es el caso, en esta película,
de Pablo Sandoval (magníficamente representado
por Guillermo Francella), amigo y ayudante del protagonista, Benjamín Expósito (Ricardo
Darín).
Sandoval
es el funcionario judicial que trata de zafarse del trabajo con respuestas
improcedentes a las llamadas telefónicas (“aquí banco de sangre … está
equivocado”), es el borrachín con el que no se puede contar para nada, es el
que se mete en todos los líos de los que tiene que acudir a sacarlo su jefe y
amigo Benjamín. Es el antihéroe (no necesariamente el antagonista ni el malo de
la película).
Pero
también es el lúcido, el que descubre el hilo del caso judicial más intrincado
y quien, finalmente, se inmolará por un amigo, haciendo buena la
vieja máxima de “un buen morir honra toda una vida”.
P.D. Acabo de ver que Hollywood ha hecho una versión (ellos le llaman remake) de El secreto de sus ojos, que se titula El secreto de una obsesión. Todas las reseñas que he leído me aconsejan que no vaya a ver la sangre de Ignacio sobre la arena.
P.D. Acabo de ver que Hollywood ha hecho una versión (ellos le llaman remake) de El secreto de sus ojos, que se titula El secreto de una obsesión. Todas las reseñas que he leído me aconsejan que no vaya a ver la sangre de Ignacio sobre la arena.