IN
VINO VERITAS
Leonardo Da Vinci, La última cena (1498)
Les
ha dicho (porque como Dios que es, conoce el pasado, el presente y el futuro)
que esa sala será profanada con la apertura de una puerta en la pared justo
debajo del fresco; que los soldados napoleónicos la usarán de establo para sus
caballos antes de que las monjas lo utilicen como refectorio; y que las
interpretaciones futuras harán de esa sencilla cena de amigos un acontecimiento
histórico en el que la ventana del fondo, que nimba su cabeza y lo sitúa en el
centro de la escena, lo convertirán en el punto de fuga donde convergerán todas
las miradas y todos los caminos de la Historia .
Pero
los gestos de los apóstoles, que transmiten sorpresa, indignación o enfado, no se
deben a nada de eso, sino a la falta de vino para la cena. Solamente Juan (que
es una nenaza, según Judas) permanece impasible en el séptimo cielo. Se
preguntan quién les lavará los pies al final de la cena si no hay ningún
borracho.