DESAMPARADA
Picasso, Desamparados (1903)
Picasso era un exagerado. ¿Existe algún niño desamparado en los brazos de
su madre? Es la madre la que asume la cuota de desamparo que la vida cuelga en
la inocencia de un hijo. La madre no sólo lo arropa contra el frío y el
desamparo, sino que lo protege con su mano de todos los peligros imaginables
creando una invisible aura de protección como sólo el amor sabe hacerlo.
Esos
ojos inocentes del niño nunca verán la
preocupación de su madre, porque ante una mirada furtiva ella cambiaría su
angustia por una amorosa sonrisa y por el definitivo amparo de un beso. No le
hacen falta las palabras para protegerlo del infortunio.
Ella es la depositaria del dolor mientras alimenta la felicidad de su
hijo, porque el conocimiento de la vida sólo debería ser posible cuando se tiene
edad de conocimiento; hasta entonces ella te cuidará para que
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
Ni lo que ocurre.
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