JUANA LA LOCA VELA EL CADÁVER DE SU ESPOSO
Pradilla Juana la Loca (1877)
Vuestro
último deseo fue descansar para siempre en Granada y así lo cumpliré aunque
para ello haya tenido que desenterraros. Enviaré vuestro corazón a Bruselas
siguiendo igualmente vuestra voluntad, para que las queridas que tuvisteis carguen
también con tanto sufrimiento como a mí me causasteis con vuestra traición y
vuestros desvaríos. Yo me quedaré con vuestro cuerpo, al que cambiaré las
vendas todos los días mientras dure este tránsito a través de las inhóspitas tierras
castellanas.
No
me vencerán el frío ni las tormentas que El Señor me envía pues sólo intenta
probar mi fidelidad hacia vos; si el viento me apaga el fuego de las velas lo
encenderé cuantas veces sea menester para mantener vivo el amor que os profeso;
yo nunca os abandonaré como lo hicieron vuestras amantes ¿Por qué no me respondeis, Felipe? callais!... todavia me sereis infiel!...
Por
más que estas tormentas importunen no lograrán quebrarme la voluntad de la
misma manera que vuestras afrentas no lograron doblegar el amor que os profeso,
porque el amor no se muere por no ser correspondido. Item, aún abrigo en mis
entrañas el hijo que me engendrasteis antes de vuestra partida como recuerdo que
no olvido.