LA
ESPERA
Dalí, Muchacha
en la ventana (1925)
No sabemos qué espera Ana María: que su hermano termine
de utilizarla como modelo en la ventana sobre el mar o la llegada de un barco de
velas blancas a la bahía de Cadaqués.
Su atuendo y disposición no nos sugiere que espere algo
concreto, sino la contemplación placentera de una franja de tierra que divide
por la mitad el mar y el cielo; Dalí tiene 21 años y aún se mueve en las normas
del clasicismo que aplica también a la
figura de su hermana; todavía no hay noticia del surrealismo que deformará sus
figuras hasta convertirlas en relojes de queso fundido (La persistencia de la memoria).
El espectador desearía que la mujer se diese la vuelta
para ver su rostro y, así, adivinar algo más sobre su espera; pero no es eso lo
que Dalí nos quiere mostrar; lo que quiere, con este cuadro dentro de un
cuadro, es llevarnos más allá del primer plano de la muchacha y el segundo del
paisaje; nos incita a que hagamos fantasía a través de la ventana.