martes, 23 de mayo de 2017





            
      LA MITOLOGÍA COMO RECURSO

            
                                          Goya, Saturno devorando a su hijo (1823)


            Lo que nos dice Goya no es sólo que Saturno devore a sus hijos para evitar que alguno de ellos lo desbanque (lo que hará Zeus, a quien su madre ocultó para salvarlo) de la misma manera que él hizo con su padre. Las interpretaciones del arte van más allá, pero quizá nunca lleguemos a agotar las ideas que subyacían en la mente del autor (en este caso Goya).
            Saturno (dios de la mitología romana) se asimila a Cronos, dios del tiempo en la mitología griega. Y es en este sentido, en el que el tiempo se devora a sí mismo en tanto que pasado (su padre Urano), presente (él mismo) y futuro (sus hijos). Por mucho que nos empeñemos en orientar el porvenir, éste seguirá su destino según la mitología griega, en este caso de la mano de Zeus destronando a su padre.

            Pero Goya está en su etapa de pinturas negras, donde se constata el tiempo que le ha tocado vivir: una guerra de independencia contra los franceses (cuya crudeza cuenta en sus desastres), una vuelta al absolutismo de Fernando VII (devorando la Constitución de 1812 y todo lo que ella significaba de futuro y modernidad) y su propia vida, forzado al exilio en 1823 tras la nueva etapa absolutista. El tiempo (Saturno, Cronos…) todo lo devora.

martes, 2 de mayo de 2017


                                                  LA TORRE DE BABEL


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                        Bruegel, La Torre de Babel (1563)
                                    

- Ya nos falta poco para llegar al cielo.
- Tengo sed.
- Pásame el mortero.
- Estoy cansado.
- No te pedí agua, sino el mortero.
- No te entiendo.
- Que suban agua.
- La soga no es para ahorcar.
- Que ahorquen al capataz.
- El motero está seco.
- Tengo sed.
- ¿Qué dices?
- Nunca alcanzaremos al dios Marduk.
- Este sol abrasador y esta cegadora luz…
- Que trabaje Sargón.
- Me marea este sendero helicoidal que no termina nunca.
- Por esta ventana oscura vigilaremos al enemigo.
- Llegó el vino que pidió el capataz.
- Esclavos unidos, trabajos doblados.
- Volverán las aguas del diluvio a cubrir la Torre de Babel.
- El que os entienda que os atienda.
- Desde aquí veo el arca de Noé.
- En la planta 14 de este zigurat murieron 4 canteros.
- Cantemos alabanzas a los dioses que nos protegen.
- ¿Cuándo volveré a Akad?
- Así nunca llegaremos al cielo. 

martes, 21 de febrero de 2017

                       IN VINO VERITAS

   
             Resultado de imagen de la ultima cena
        Leonardo Da Vinci, La última cena (1498)


            Soy el fotógrafo de La Última Cena y he descubierto que el motín de sus apóstoles, al que se enfrenta Cristo, no se debe al anuncio de que uno de ellos lo va a traicionar.
            Les ha dicho (porque como Dios que es, conoce el pasado, el presente y el futuro) que esa sala será profanada con la apertura de una puerta en la pared justo debajo del fresco; que los soldados napoleónicos la usarán de establo para sus caballos antes de que las monjas lo utilicen como refectorio; y que las interpretaciones futuras harán de esa sencilla cena de amigos un acontecimiento histórico en el que la ventana del fondo, que nimba su cabeza y lo sitúa en el centro de la escena, lo convertirán en el punto de fuga donde convergerán todas las miradas y todos los caminos de la Historia .

            Pero los gestos de los apóstoles, que transmiten sorpresa, indignación o enfado, no se deben a nada de eso, sino a la falta de vino para la cena. Solamente Juan (que es una nenaza, según Judas) permanece impasible en el séptimo cielo. Se preguntan quién les lavará los pies al final de la cena si no hay ningún borracho.

lunes, 6 de febrero de 2017

  

                  HECHIZADOS

                         Resultado de imagen para el baile matisse
                        Henri Matisse, La danza II (1910)


            Construimos el círculo de la vida; encerramos  el arrebato para que no escape la magia de esta sensualidad borracha que nos une en un aura de misterio; sólo quien viva nuestro éxtasis sentirá la levedad del cuerpo transmutado en alma encadenada al delirio. El círculo que formamos contiene un abismo mayor que un agujero negro.
            Nuestra sensación  sólo  se explica desde el movimiento que nos une como un fulgor encadenado. Todos los cuerpos forman un cuerpo unido por el relámpago que se transmite a través de las manos en una comunión de baile. Sólo quien está dentro lo sentirá en su alma, quien está fuera lo verá como algo excéntrico; nunca logrará entenderlo.

            Estamos en una isla en medio de la levedad del cielo; sólo hay color y dibujo en movimiento. Cuando despertemos de este sueño nos caeremos a la realidad del abismo.

lunes, 23 de enero de 2017




                                                         EL PAÍS


            Durante muchos años El País formó parte de mi mundo informativo y cultural, pero desde hace algún tiempo cada vez me encuentro más incómodo con su lectura hasta el punto de que he dejado de comprarlo, lo que me supuso un cierto desgarro.
            He tratado de buscar los motivos de este desencuentro y los hallo en su línea editorial (que ha cambiado tanto últimamente), en lo que publica (y en lo que no), en la forma de tratar a los personajes públicos… Pero una de las cosas que más me molesta es la cada vez mayor proliferación de publicidad (muchas veces adornada con papel de celofán); un ejemplo de ello  es que más de la mitad del semanario que me obligan a comprar con el periódico es publicidad explicita o encubierta, es decir, les pago los anuncios.
            Pero hace unos días, leyendo un libro de Peter Handke (Justicia para Serbia), me encontré un pasaje que me reconfortó conmigo mismo; a Handke le sucedió lo mismo hace años con Le Monde. Ésta es la cita en la que expone su desacuerdo:

            (…) en Le Monde – uno de los periódicos más queridos para mí en tiempos -, que, bajo una apariencia a la vez seria y distinguida, (…) desde hace algunos años (…) se ha convertido en un periódico de cotilleo ocultamente demagógico (…). El periódico ya no describe sus temas, ni mucho menos aún los evoca – lo que aún sería mejor y más noble -, sino que los atrapa y los convierte en objetos.
                                                       Peter Handke, Justicia para Serbia (1996)


            Esta cita (en la que reconozco similitudes con El País) y el intercambio de opiniones con algunos conocidos me han ayudado a ratificar mi decisión de ruptura con el periódico que formó parte de mi vida.

lunes, 9 de enero de 2017




                   LOS CANCHOS DE RAMIRO

 
                   Imagen relacionada
                        Los Canchos de Ramiro


               Los Canchos de Ramiro es una garganta rocosa en el valle del Alagón, cerca de Coria. Sobre sus peñas sobrevuelan unos buitres a los que Sánchez Ferlosio dedica un precioso romance en su libro Vendrán más años malos y nos harán más ciegos.
               P.D. Tengo un problema: no sé lo que significa la fecha que figura en el título del romance (1811); por más que traté de averiguarlo no encuentro la solución. Creo que puede aludir a La Guerra de Independencia, ya que parte de su desarrollo tiene lugar en esa zona y por esa época; pero es una mera elucubración. Se admiten rectificaciones.

1811 o Los Canchos de Ramiro 


   Quince buitres imagino,
diez son negros, cinco pardos;
los pellejos del gañote,
rosa rojo amoratado
y el collar blanquiamarillo,
del plumón más delicado.
   Casacas de paño adusto,
gorgueras de gurrilato:
los alguaciles del viento
que expande luctuosos fastos;
alguaciles altaneros,
para honores funerarios:
inmensa corona alada
de los muertos no enterrados.
   Monjes sin regla y sin votos,
sin virtudes ni pecados;
pechos sin gozo y sin pena;
ojos sin risas ni llantos. 
Eremitas de las cumbres,
vigías de los nublados,
dioses de cielos adversos
y de caminos contrarios.
   Los verás al sol poniente,
cuando aún doran los rayos
las más altas cresterías
que coronan los barrancos,
en el cancho inaccesible,
dormitando.
   ¿Cavilan bienes o males?
¿urden provechos o daños?
¿huelen la pólvora muerta
de las guerras del pasado?
¿tejen las hebras del cierzo
con sañas de empecinado?


¿saben la tierra que mezcla
los cráneos de los soldados,
el cenegal que fue tumba
de cañones y caballos?
   Viandante, no les preguntes
Cómo ni dónde ni cuándo,
ni esperes que ellos decidan
quién fue el bueno,quién fue el malo,
que el cabal sepulturero
no hace acepción de finados,
ni quiere oír de inocentes
ni conocer los culpados:
si banderas decidieron
y nombres discriminaron, 
para matados a espada,
indiferencia es descanso.
   Alas abiertas y quietas
sobre los vientos más altos,
rueda de sol y de muerte
al mediodía girando.
   Tampoco leerás en ella
agüeros buenos o malos;
vuelo que escribe redondo
no apunta predestinados,
garra que graba en carroña
cancela sinos marcados.
   Cruda y desnuda memoria
despliega sobre los campos
el silencio de sus alas, 
como un manto.

                      Rafael Sánchez Ferlosio