jueves, 6 de febrero de 2014





EL PERRO DE “LAS MENINAS”

Meninas, Las [Velázquez]

                                     Velázquez, Las Meninas  (1656)
                                

            Soy el rey del mambo. Ahí donde me veis, medio dormido, medio olvidado, soy el rey del mambo; o al menos el ojo derecho de la Infanta. Solamente Velázquez parece fuera de escena, absorto, no sé si más pendiente de los espectadores que lo contemplarán en el futuro o de los reyes que acaban de entrar en el estudio según nos muestra en el espejo. 
             La infanta está distante; ni siquiera atiende a las solícitas meninas que se desviven por ella. Parece que no me mira, pero yo soy su principal afecto; jamás permitirá que me toquen un pelo. Aunque el enano italiano parece darme una patada, en realidad está acariciándome para ganarse la gratitud y el reconocimiento de la infanta, que antes permitiría que lo maltratasen a él o a su compañera Maribárbola, que para eso la acompañan: para darles una patada cuando pinte y para ser objeto de mofa y escarnio cuando sea menester, además de servir de contrapunto a la excelsa majestad de la infanta.
           Ella me estima más a mí que a toda la tropa de acompañantes que la adula y a la que trata con el desdén que nunca mostraría conmigo. Solamente me preocupa un tema que no controlo: ¿quién será el futuro marido de la infanta?

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