SANTA MARÍA DEL NARANCO
Santa María del Naranco (844 ?)
Soy
tan pequeña como el reino de Asturias que me construyó allá por el S. IX y tan pobre
como su exiguo presupuesto, dedicado más
a la guerra contra los moros que a perpetuar mi existencia; pero a pesar
de ello me elevo sobre un zócalo como tacones de piedra, esbelta como los
eucaliptos que muchos siglos después me impusieron como testigo antinatural y
anacrónico. Tengo que resignarme; tampoco yo fui concebida como iglesia, sino
como palacio, y ahora me reciclan para improcedentes ceremonias religiosas.
Mis esquinas de sillares
escuadrados y mis contrafuertes con acanaladuras verticales me impulsan hacia
el cielo y disimulan la pobreza de mis muros como embaucamiento al que el arte nos
tiene acostumbrados. Pero mis trampas están al descubierto; soy como una
maqueta pétrea que acusa en la fachada sur el paso de los estragos; soy una
joya ceñida con sugestivas columnas sogueadas, como cuerdas de regalo, que expone en su delicadeza
etérea el recuerdo del pasado.
Y como vieja que se precie, me engalano con medallones los resquicios que los arcos dejan entre mis escotes, como broches vegetales que engarzan el envoltorio de mi celofán de piedra.
Y como vieja que se precie, me engalano con medallones los resquicios que los arcos dejan entre mis escotes, como broches vegetales que engarzan el envoltorio de mi celofán de piedra.
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