martes, 4 de febrero de 2020




 
  UNA MIRADA HERODOXA A 3 CIUDADES BÁLTICAS
                       (TALLIN, RIGA Y GDANSK)

                                     II/III

   

RIGA
           
  Riga se ha librado (¿por ahora?) de la invasión del turismo mal digerido. Aquí los turistas no lo inundan todo como en Tallin; la ciudad mantiene su personalidad y su vida urbana. Su arquitectura recuerda por momentos a las  grandes ciudades europeas con sus muestras de Art Noveau en las calles Alberta, Strelnieku y Elizabetes que no tienen nada que envidiar a París o Berlín. Y a las afueras de la ciudad (aunque no lejos) el Mercado Central (c. Centraltirgus) es un modelo comercial de organización por sectores (carne, pescado, frutas…) en edificios independientes e intercomunicados.

                                   
                         Resultado de imagen de casa de los cabezas negras" 
                          Riga, Casa de los Cabezas Negras.
                        
                     
                 Dentro del casco histórico la Casa de los Cabezas Negras (1334) cautiva desde la primera mirada con su original fachada gótica de sello colorista. Pero el interior tampoco defrauda. Los moradores originarios hicieron de sus salas un modelo mixto de uso público y privado que deslumbra: salas de juntas y salones fastuosos donde se adivinan fiestas que sólo te imaginas en películas de época. En un gran salón de medidas áureas una copia del Emperador Carlos V contempla el baile que interpreta el piano, ahora mudo, en una esquina de la historia.
La Catedral protestante (gótico del S. XIII) se impone por la gran altura de su torre y un púlpito con escaleras historiadas que es una obra de arte dentro de otra obra de arte. Si además tienes la ocasión de escuchar los 6768 tubos del órgano del S. XIX podrás imaginarte la Coral de gracias a Dios de Liszt con la que se inauguró este órgano en 1883.
                    Resultado de imagen de pulpito catedral riga
                 Riga, Púlpito de la Catedral.
  
Pero entre otras muchas otras cosas que ver en Riga, aún queda un reducto para mitómanos y nostálgicos: después de cruzar el río a través del Akmens tilts en dirección SO, puedes atravesar hermosos parques hasta llegar a la calle  Balozu, 22: allí aún se conserva la casa en que vivió Ganivet antes de suicidarse en las fría aguas del río Dwina.

                                                        Riga, placa en recuerdo de Ganivet.

                            
                       

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