jueves, 30 de octubre de 2014




                                      Y EL HOMBRE CREÓ A DIOS


                       creacion     
                        Miguel Angel, La creación de Adán  (h. 1510)   
                   

            Me tienes que dar las gracias por crearte de la nada, Yavé, Dios, o como quiera que te llamen. Pero te necesito; te necesito para justificar el bien y el mal de las acciones humanas; te necesito para que pongas freno a las pasiones y seas espejo en el que se mire la conciencia de los tiempos.
            Pero acatarás lo que te mande. Tendrás que llamarle muerte a lo que otros llaman vida porque ahí reside la falacia de tu esencia. Te invocarán los que pasan hambre y sed (también de justicia), porque los demás no te necesitan. Te pondrán por testigo de una cosa y la contraria y tendrás que dar a cada uno su razón y su revancha.
             A cambio te otorgaré estatus de espíritu para que seas eterno (¿acaso no es ése el señuelo de la eternidad?) para que nadie vea que te avergüenzas de tu desentendimiento de las cosas terrenas, porque de ello responderán los ministros que tendrás en nómina generosa. Recibirás alabanzas y te ensalzarán muchos poetas; de los demás  no hagas caso, ya se encargará de ellos las justicia que crearemos al efecto.

P.D.
(…) “Empero yo quiero de mi parte satisfacerte a ti, supremo atronador, y a todos esotros que te acompañan, sorbedores de ambrosía y néctar, no obstante que en vosotros he tenido, tengo y tendré imperio, como lo tengo en la canalla más soez del mundo. Y yo espero ver vuestro endiosamiento muerto de hambre por falta de víctimas y de frío, sin que alcancéis una morcilla por sacrificio, ocupados en sólo abultar poemas y poblar coplones, gastados en consonantes y en apodos amorosos, sirviendo de munición a los chistes y a las puyas”.

                                                                    Francisco de Quevedo. 

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